Los pasados tres meses hemos sido testigos de una brutal masacre de población civil palestina en la franja de Gaza[1]. Manifestaciones populares multitudinarias que exigen detener el genocidio alrededor del mundo se han topado con la incompetencia de sus gobiernos y organismos multilaterales para restablecer la paz. Por otro lado, los Estados Unidos, aliados de Israel, han bloqueado las resoluciones de cese al fuego de Naciones Unidas. ¿Por qué nadie detiene la masacre? ¿Por qué Israel repite los patrones de exterminio que dieron origen a su país?
La creación del Estado de Israel se justificó por el genocidio Nazi, lo que en su momento fue argumento suficiente para legitimar la partición que dividiría Palestina en un estado árabe y uno judío[2]. Durante dos décadas desde su declaración de independencia los israelíes vivieron en una situación muy precaria ya que los conflictos en Medio Oriente representaron una amenaza real para su existencia[3]. Pero con la Guerra de los seis días[4] —al luchar con eficacia contra el acoso de hordas de árabes a diferencia de los soldados norteamericanos que eran humillados por desarrapados campesinos comunistas en Vietnam—, las Fuerzas de Defensa de Israel y el Mossad,[5] ganaron enorme prestigio internacional para convertirse en un actor relevante para la “defensa” de la civilización occidental.
En el marco de la Guerra Fría, que en 1967 transitaba de la contención ideológica y territorial del Comunismo para centrarse en el control de los flujos financieros del petróleo que evitarían el desplome del dólar,[6] cuando Nixon abandonó el patrón oro[7]; Israel se convirtió en un activo geopolítico estratégico para Estados Unidos. Así recibieron apoyo financiero, militar y logístico incondicional, el cual fue evidente desde la guerra del Yom Kippur en 1973[8]. Empoderados, los israelíes reforzaron su imagen tradicional de víctimas como blindaje perfecto para invadir, espiar y atentar contra sus enemigos sin sufrir represalias de la comunidad internacional a pesar de cometer violaciones a los convenios y tratados internacionales[9].
De acuerdo con el politólogo Norman Finkelstein[10], hijo de una sobreviviente del exterminio Nazi, las élites judías norteamericanas capitalizaron la oportunidad de servir de enlace entre Israel y la comunidad judía de su país[11]. Así se convirtieron en interlocutores relevantes dentro de los corredores de poder en Washington. De la mano del influyente intelectual Eli Wiesel montaron una tramposa campaña de identidad política apuntalada en la cultura de la victimización[12]. Con fundamento en su historia particular de opresión, el pueblo judío se apropiaría de la identidad de las únicas víctimas del Holocausto[13]. Desde entonces el sentido del voto judío en EEUU exige del apoyo incondicional a Israel.
La condición de víctima es un generador de identidad, no por lo que eres o lo que haces, sino alrededor de lo que has padecido, de lo que te han quitado y de lo que podrías perder. Lo anterior te inmuniza contra la crítica y garantiza inocencia sin importar que hagas. Así lo plantea en su ensayo Crítica de la víctima[14] Daniele Giglioli qué se pregunta: ¿Cómo podría la víctima ser culpable o responsable de algo? Esto explica por qué ha sido imposible que Israel conceda un cese al fuego humanitario en Gaza. También es la razón detrás del alarmante acoso sistemático que sufre cualquier figura pública que defienda a Palestina o que cuestione la política de EEUU hacia Israel. Criticar a Israel es tema tabú para la sociedad norteamericana.
La reciente dimisión de las presidentas de la Universidad de Harvard y de Pensilvania[15] por el auge del antisemitismo en sus planteles refleja a la perfección la definición contemporánea de antisemita del Dr. Hajo Meyer, también sobreviviente del Holocausto: “Un antisemita solía significar una persona a la que no le gustaban los judíos; ahora un antisemita es una persona que no agrada a los judíos”[16]. El debate público en Norteamérica se ha convertido en una parodia moral que argumenta distinciones éticas entre el sufrimiento de los judíos de ayer del de los palestinos de hoy.
Ante la incapacidad para detener el baño de sangre en Gaza, la confianza de la humanidad en sus instituciones se desploma. Las alianzas geopolíticas y los mecanismos de coerción de los señores de la guerra se imponen sobre la vida humana. Pero en un vuelco inesperado del destino la denuncia penal por genocidio del gobierno de Sudáfrica, que preside el Consejo Nacional Africano —ese que logró vencer el apartheid[17] y que ha evitado asumir el papel de víctima—, revive la esperanza de que por fin alguien haga algo en favor del pueblo palestino[18].
[1] Al momento de escribir este artículo la cuenta de víctimas mortales era superior a las 25,000 en donde se estima que al menos 10,000 eran niños.
[2] Israel declara su independencia con base en el prestigio del mandato británico y la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que recomendaba la creación de dos estados, similar al Plan de División de la India, también aprobado en 1947.
[3] Recordemos las tensiones por la nacionalización en 1956 del canal de Suez por parte de Egipto y la posterior la invasión del Sinaí de Israel en colusión con Francia y el Reino Unido, a espaldas de EEUU, lo que les obligó a devolver los territorios ocupados en 1958.
[4] El 5 de junio de 1967, las Fuerzas de Defensa de Israel llevaron a cabo un ataque aéreo preventivo contra las fuerzas aéreas egipcias en tierra, infligiendo daños significativos y ganando superioridad aérea casi de inmediato. Israel respondió con eficacia y lanzó contraofensivas cuando Siria y Jordania se sumaron al conflicto, ocupando la península del Sinaí, la Franja de Gaza, el márgen occidental del río Jordán y los Altos del Golán, demostrando que ya no era tan vulnerable como lo había sido al inicio de su vida independiente.
[5] Oficialmente conocido como el Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales, el Mossad fue establecido en 1951 y es responsable de la recopilación de información, la inteligencia exterior y las operaciones encubiertas para la seguridad de Israel.
[6] Recomiendo los libros A Century of War y Gods of Money de William Engdahl para profundizar sobre cómo el embargo petrolero de los países de la OPEC apuntaló al dólar estadounidense y el rol de Henry Kissinger como enlace con los Saudíes en este proceso.
[7] La decisión de abandonar el patrón oro en los Estados Unidos fue tomada por el entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, que el 15 de agosto de 1971, anunció una serie de medidas económicas conocidas como el «Cierre del oro» o «Nixon Shock», poniendo fin al sistema de Bretton Woods y al patrón oro internacional.
[8] La película Golda, disponible en México en Prime Video muestra cómo la intervención de EEUU fue crucial para que Israel resultara vencedor de este conflicto.
[9] Desde la operación de extracción de Eichmann, la invasión del Líbano hasta la comercialización del software Pegasus pasando por los asentamientos judíos en territorios palestinos, la construcción de muros divisorios para segregar la población palestina en los territorios ocupados y bloqueo a la franja de Gaza conforman parte de la lista de acciones punitivas de Israel sin mayor sanción internacional.
[10] La Industria del Holocausto; Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío de Norman G. Finkelstein
[11] Cuando Alemania Occidental se convirtió en 1949 en un aliado crucial de la postguerra en la confrontación con la Unión Soviética, las élites judías estadounidenses, tanto académicas como mediáticas, “olvidaron el Holocausto Nazi” y se hicieron de la vista gorda cuando veteranos de la SS migraron a los EEUU. Solo hasta después de 1967 los medios, las universidades y Hollywood producirían frenéticamente trabajos sobre el Holocausto.
[12] Eli Wiesel fue un sobreviviente del holocausto Nazi y líder intelectual destacado de la comunidad judía norteamericana que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1986 en reconocimiento a su trabajo como mensajero de la humanidad, destacando su contribución a la paz y los derechos humanos.
[13] La propaganda se construyó sobre la falsa idea de Eli Wiesel que “solo hubo un Holocausto, el Judío”. y también implicó borrar de la memoria colectiva a las primeras víctimas políticas del nazismo que fueron los comunistas, así como que las primeras víctimas del exterminio, que fueron fueron los discapacitados, no los judíos. En sus memorias “And the sea…” Wiesel reprende a Shimon Peres, Primer Ministro israelí en dos ocasiones, por hablar sin dudar de los dos holocaustos del siglo XX: Auschwitz e Hiroshima.
[14] Crítica de la víctima: Por Daniele Giglioli, Editorial Herder 2017
[15] Harvard: la polémica renuncia de la presidenta de la prestigiosa universidad en medio de acusaciones de plagio y críticas por sus comentarios sobre el antisemitismo – BBC News Mundo
[16] Definition of an antisemite: “An anti-Semite used to mean a person who disliked Jews. Now, an antisemite is a person who Jews dislike” — Hajo Meyer, 1924-2014
[17] Palabra en afrikáans que significa “separación”. Fue un sistema legal de segregación racial y discriminación sistemática contra la población no blanca de Sudáfrica que estuvo vigente desde 1948 hasta 1994. En su libro «Palestina: Paz, no apartheid», de 2006, el ex-presidente Jimmy Carter argumenta que algunas de las políticas de Israel en los territorios ocupados son comparables a las del antiguo régimen de apartheid en Sudáfrica. También Nelson Mandela, en una entrevista en 1990 expresó: «Hemos visto el sistema de apartheid ser reemplazado por uno que se parece a la ocupación de los territorios por Israel».
[18] Guerra en Gaza: 11 preguntas para entender la acusación de genocidio de Sudáfrica contra Israel (y qué papel juega la Corte Internacional de Justicia) – BBC News Mundo