Burnley es una población al norte de Inglaterra que en 2010 fue considerada como el peor lugar para vivir dentro del Reino Unido según un estudio de la empresa de encuestas Experian y publicado por la BBC[1]. Los efectos de la crisis financiera de 2007 y 2008 fueron el último golpe económico que se dejó sentir en esta ciudad empobrecida que un siglo atrás fue un centro textil en el que decenas de molinos de algodón le dieron empleo a la gran parte de la población cuando el mercantilismo inglés les permitió desplazar sus productos alrededor del mundo. Ante esta situación David Fishwick, un concesionario de minibuses de la localidad que estaba asqueado de la codicia y las prácticas corruptas de la élite banquera de su país, propuso crear un banco comunitario. Invirtió su fortuna en un fondo al que empresas locales en momentos de dificultad, podían acceder y les ofrecía una tasa de interés mucho mejor que los bancos.
La Agencia Reguladora de Servicios Financieros, FSA, incapaz de comprender un modelo tan simple y transparente como el de Dave Fishwick, se decidió a castigarlos para frustrar la posibilidad de que compitiera con los grandes bancos. La historia de la lucha en contra del establishment de este personaje, que fue llevada a la pantalla por Netflix[2], demostró que hay una forma diferente de hacer las cosas. Después de seis meses de operaciones el Bank of Dave[3] obtuvo ganancias y desde entonces las ha transferido a diferentes organizaciones benéficas de Burnley. A diez años de entonces, al cierre de la producción de la película, ya otorgó préstamos por un total de más de £27 millones a miles de empresas y personas del condado de Lancashire. La reactivación de la economía por efecto de estos préstamos ha creado cientos de empleos en la localidad y Dave Fishwick se convirtió en un pilar de su comunidad, tanto que hoy se discute en el Parlamento Británico cómo replicar masivamente su modelo de banco comunitario[4].
El contexto que motivó a Dave guarda una enorme similitud a lo que ya vivimos en México a raíz del llamado “error de diciembre”; donde autoridades gubernamentales y dueños de bancos recién privatizados instrumentaron el FOBAPROA, que fue el mayor saqueo que han sufrido las familias de clase media en nuestro país, quienes no tuvieron la misma “suerte de principiantes” de nuestros banqueros que se beneficiaron de la privatización, rescate y venta libre de impuestos[5] a extranjeros de los principales bancos de México.
Bajo un estricto criterio de premios de consolación; Banamex, el banco de mayor capitalización, fue otorgado a Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú para compensar que no pudieron tomar el control de Telmex; Bancomer y Serfín cayeron en las manos de las familias Garza Lagüera y Sada González, como desagravio que Monterrey no recibiera ninguna de las dos empresas estatales más atractivas y Multibanco Comermex se lo entregaron a la familia Legorreta, los dueños originales de Banamex hasta la nacionalización de la banca en 1982[6], para reparar el daño moral de no poder recuperar lo que algún día les perteneció. Para el rescate bancario se llevaron a cabo procesos de consolidación con bancos menores, con los que pudieron ocultar los autopréstamos que los dueños de los bancos se otorgaron entre sí y sus familiares y que acabaron en la panza del FOBAPROA, para luego disfrazar su quiebra hasta conseguir un comprador solvente, que en estos cuatro casos fueron bancos extranjeros; Santander, Scotiabank, BBVA y Citibank. El caso de Serfín es muy emblemático y vale la pena repasar los mecanismos fraudulentos utilizados para legitimar la extracción de riqueza descritos en este artículo[7]
El contraste del millonario de Burnley con las familias de abolengo favorecidas con la privatización y posterior rescate de los bancos de México en los años 90[8] no podría ser mayor. Mientras Dave arriesgó su fortuna y se enfrentó a las autoridades para favorecer a los habitantes de su comunidad, nuestras élites corrompieron a las autoridades para rescatar sus fortunas a costa de endeudar a todo el pueblo. Los oligarcas mexicanos, sean estos banqueros, empresarios o filántropos se han comportado como depredadores sociales, demostrando que a pesar de todo su poder, dinero e influencia nunca han estado a la altura que México les necesita. Entonces, ¿con quiénes contamos para construir una sociedad más justa? Con gente común y corriente que no busca estatus, fama o dinero, ellos son los verdaderos pilares que le dan su carácter y definen a nuestra comunidad.
[1] Survey finds resilience disparities in Lancashire – BBC News
[2] Bank of Dave aún no tiene fecha de estreno en Netflix México, pero está disponible en el sitio de Netflix del Reino Unido, así como en las plataformas de entretenimiento a bordo de las aerolíneas Virgin y British Airways. Se puede ver también en Youtube una miniserie documental del Canal 4 de la BBC “Bank of Dave”# que sirvió también de inspiración a una reciente producción de Netflix con el mismo nombre: Banks Are Not Your Friends .
[4] Prime Minister Rishi Sunak talks very positively about David Fishwick and Burnley Savings and Loans
[5] Autorizó Gil Díaz venta de Banamex que provocó enorme quebranto fiscal – La Jornada
[6] Agustín F. Legorreta Chauvet
[7] El gobierno disfrazó la quiebra de Serfin -La Jornada
[8] Estos son los 18 bancos que privatizó Carlos Salinas de Gortari